El proceso de expansión de una sociedad se evidencia en aspectos tales como el crecimiento demográfico, la extensión de los espacios habitacionales más allá de los límites iniciales del centro urbano, el aumento de la circulación de bienes, servicios y personas, en un proceso de comunicación que une a dicha sociedad con su entorno y
El proceso de expansión de una sociedad se evidencia en aspectos tales como el crecimiento demográfico, la extensión de los espacios habitacionales más allá de los límites iniciales del centro urbano, el aumento de la circulación de bienes, servicios y personas, en un proceso de comunicación que une a dicha sociedad con su entorno y con otras comunidades de la región y del país en las que se inserta.
No obstante ello, la expansión puede verificarse sobre todo a partir de la multiplicación de las necesidades traducidas en demandas concretas efectuadas por diversos grupos de la sociedad que se analiza.
La aparición de problemáticas e interrogantes anteriormente no presentados, involucra la gestación de nuevas respuestas creativas que a su vez dan origen a un variado abanico de asociaciones y organismos creados por hombres y mujeres de la sociedad civil que se reúnen a partir de intereses y objetivos comunes.
Si bien es cierto que con el correr del siglo XX las prerrogativas y los campos de acción del Estado Municipal encuentran fronteras más precisas y avanzan sobre ámbitos anteriormente definidos por los miembros de la comunidad, muchas de las circunstancias y de las situaciones que el poder local no llega a controlar o no incorpora en su órbita de injerencia, van a ser tomados como asuntos comunes de estas sociedades o entidades que se denominan Asociaciones Intermedias.
Su función precisa es la de conectar las preocupaciones y requerimientos propios de los ciudadanos, sus inquietudes personales, con las instituciones encargadas de administrar los asuntos colectivos de la ciudad.
El despuntar de la vida en Villa Casilda puede pensarse, siguiendo esta interpretación, como el despliegue inicial de una serie de espacios capaces de nuclear en su interior a los miembros de una comunidad en pleno proceso de formación.
La Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Benevolenza” (1875), el Club Social “Villa Casilda” (1881), el Hospital “San Carlos” (1889), los distintos momentos de agrupación en torno a la Casa Parroquial, dando lugar a la Iglesia “San Pedro Apóstol”, entre fines de la década de 1870 y su instalación en el sitio actual en 1891, la Asociación Española de Socorros Mutuos (1903), marcan un primer circuito de asociaciones de carácter étnico, socio-cultural, religioso y de atención primaria de salud que va a estar integrado por los principales nombres que comienzan a conformar lo que se da en llamar elite casildense.
La nómina de los componentes de sus respectivas comisiones y de cada una de esas entidades marcará durante mucho tiempo el pulso de la vida en la Villa, hasta el punto que el poblado y sus agrupaciones se funden en un único movimiento que define el sentido de pertenencia del centro urbano.
Con la llegada del siglo XX otras manifestaciones tendrán su nacimiento en los tiempos finales de la Villa y en el principio del recorrido de la flamante ciudad. En las primeras décadas de 1900, la práctica de Fútbol –inicialmente destacada entre los jóvenes del centro de estudiantes de la Escuela Nacional de Agricultura y los empleados del Ferrocarril Central Argentino – dará lugar a la aparición de instituciones deportivas que al mismo tiempo coinciden en la formación de una Liga Casildense de Fútbol y posteriormente ampliarán su radio de acción con el desenvolvimiento de nuevos deportes –principalmente Básquetbol, Automovilismo, Bochas, Tenis- que favorecen el acercamiento de numerosos vecinos a sus instalaciones, comisiones y grupos de trabajo.
La diversificación económica de una sociedad basada casi exclusivamente en la actividad primaria –agricultura cerealera e industrias subsidiarias-, producida con la ampliación de las redes comerciales y el tímido desarrollo de industrias y talleres artesanales cada vez con mayor frecuencia en las décadas de 1930, 1940 y 1950, motiva el surgimiento de centros de reunión de empresarios, comerciantes, empleados y obreros que de esta manera conforman corporaciones de propietarios y sindicatos.
Éstos al mismo tiempo que procuran llevar adelante la defensa de sus intereses sectoriales, dan lugar a una serie de prácticas de identidad y de acciones que otorgan sentido de pertenencia a todos aquellos individuos que están atravesados por sus reglamentaciones, sistemas de normas y objetivos propuestos.
Si el trabajo ha definido a los hombres y mujeres que construyeron y construyen la trama de la ciudad, sus espacios de organización y de lucha nos hablan de forma contundente sobre el querer y el hacer de los casildenses.
Las grandes preocupaciones de los vecinos de la ciudad, aquellas problemáticas que han caracterizado el avance de Casilda en su casi siglo y medio de vida, influyen finalmente en el fortalecimiento de un sinfín de grupos encargados de auxiliar a las autoridades municipales o de encarar proyectos, planes o acciones tendientes a resolver estas necesidades, cada vez más puntuales, presentes en la sociedad casildense.
Ya se trate de agrupaciones de carácter territorial – Asociaciones vecinales o barriales, Grupos parroquiales y Congregaciones de diversas religiones profesadas en la ciudad, Centros de asistencia sanitaria y comunitaria- o de Espacios institucionales que trascienden los límites del barrio y se ordenan en torno a asuntos singulares o generales que surcan la existencia de la ciudad.
En los inicios del siglo XXI bien se puede afirmar que son las propuestas, las ideas y las convicciones de aquellos que intervienen directa e indirectamente en estas asociaciones intermedias las que dan su forma y su estímulo a la ciudad.
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La Voz Del Pueblo, en sus noventa años de vida, ha acompañado y favorecido el surgimiento de dichas Asociaciones y trata de dar cuenta, en esta sección, de los tantos y valiosos esfuerzos que aún siguen realizándose en la búsqueda de una sociedad más justa y digna.
Son muchas las instituciones intermedias que hoy forman lo que se denominan “las fuerzas vivas de la ciudad”. Resulta un orgullo casildense asegurar que en la mayoría de estos grupos se valoriza el bien común, se practica el altruísmo y se cultiva la amistad, además de luchar por el propósito específico que tiene cada uno.
Aquí están aquellas entidades sociales que respondieron a la invitación de formar parte de este Álbum.
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