Cada vez que se cruzaba con algunos de nosotros en la calle formulaba dos preguntas concretas. El domingo con quién jugamos. En el poli?. Esa espontaneidad suya era una marca registrada. Se fue un ídolo universal de la familia Alazán. Un personaje extraordinario lleno de sentimientos y nobleza. Una persona auténtica, bondadosa, genial. Llena de
Cada vez que se cruzaba con algunos de nosotros en la calle formulaba dos preguntas concretas. El domingo con quién jugamos. En el poli?. Esa espontaneidad suya era una marca registrada. Se fue un ídolo universal de la familia Alazán.
Un personaje extraordinario lleno de sentimientos y nobleza. Una persona auténtica, bondadosa, genial. Llena de códigos mágicos que penetraron en cada uno de nuestros corazones.
Con nosotros siempre tuvo un imán y carisma especial. En el intercambio de miradas no hacían falta las palabras para comenzar a dialogar. Y siempre estaba, firme junto a todo el pueblo alumnista.
Como cuando desde pibe iba con la roja y blanca puesta a ejecutar los famosos penales a la gloriosa Plaza Simoneta, que ni Santi o Bianchi le podían atajar,
pasando por su presencia diaria en la conserjería dejando infinitas anécdotas y divirtiéndose junto al Pato, el Lalo, el Turta o con su gran amigo Adriano, el Pitu, como él le decía, que le fotografió miles de momentos inolvidables. Hasta los gritos inconfundibles en el polideportivo ordenando tácticamente al Fena y a Mamona. Las cargadas maravillosas a los rivales de turno y los besos y abrazos juguetones a las mujeres coquetas del tablón.
Las conversaciones en la sede junto a su hermano, el negro Juan Carlos, eran un obra de arte. Y los ida y vuelta entre su fanatismo por Boca y el River de Jorgito
Magna eran memorables. Resultó un Pata Blanca de ley. Fiel como pocos.
Siempre se banco ser hincha de Alumni.
Era su segunda casa. Su cumpleaños número 50 en el quincho junto a sus familiares fue estupendo. Nunca lo vamos a olvidar y con una sonrisa interminable siempre lo estaremos recordando, con hielo o con azúcar da igual.
Allá arriba, en ese gigante manto celestino, el Chispa De Sensi, Carlitos Lorenzi y el Bife Acosta te están esperando para hacer el aguante porque Alumni juega el domingo en su cancha y estamos seguros que su aliento no va a faltar.
Maestro de decanos de maestros.
Siempre va a existir un Alazán de barrio Barracas que te va a cuidar y a respetar como lo hacíamos nosotros. Un beso con aroma de amor Luisito. Gracias por tantas enseñanzas. Hasta cualquier momento.
Tus amigos del Club Alumni
Publicado en La Voz del Pueblo el viernes 22 de Marzo de 2013 – página 4
Luis Godoy falleció el 14 de marzo de 2013 a los 57 Años – y su figura fue inmortalizada en el Vals a Casilda con letra de Ramón Luna y interpretado por Federico Reschini
para escuchar su nueva versión
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