Prof. Federico Antoniasi
Cultura es la conjunción de destinos individuales y colectivos. Una visión ya muy arraigada sobre la ciudad de Casilda ancla permanentemente las claves de su desarrollo, de su crecimiento considerado siempre sostenido, en los pilares del avance económico, del despliegue de los progresos materiales representados por el nacimiento de nuevas empresas, por el aumento de los niveles de inversión de capitales, por los adelantos en las obras de construcción, en las tareas de edificación y de mejoras urbanísticas, ya sean encabezadas por los poderes públicos o por la iniciativa privada.
En numerosas oportunidades, a lo largo de su historia, los editores de La Voz Del Pueblo han reiterado su idea de acompañar los esfuerzos ciudadanos: en materia de desenvolvimiento económico y financiero con la construcción de iniciativas de diversa índole, tendientes a consolidar la permanencia de espacios que privilegian el desarrollo de expresiones espirituales, artísticas e intelectuales que le otorguen sentido de pertenencia ciudadana a las nuevas generaciones de casildenses.
Especialmente en los momentos conmemorativos, los responsables del periódico han insistido en la posibilidad de aprovechar las oportunidades brindadas por el movimiento de los resortes de la economía local para generar trazos nuevos en la literatura, la música, la plástica, el cine, el teatro y las diversas expresiones de la cultura popular que nace en los centros barriales de Casilda.
Han sido muchas las agrupaciones o asociaciones organizadas en torno a ciertas problemáticas propias del quehacer cultural, cuya existencia puede ser considerada de carácter efímero debido a las dificultades creadas para asegurar su mantenimiento en el tiempo.
Grupos filodramáticos, institutos culturales, agrupaciones literarias o de divulgación de ideas científicas, bibliotecas barriales, liceos de arte, dieron forma al entramado cultural de Casilda en la primera mitad del siglo XX sin que sus valiosas contribuciones personales y grupales queden guardadas en la memoria de los ciudadanos.
Tal vez sea la Biblioteca Popular “Carlos Casado”, nacida casi al unísono con la ciudad, en el transcurso del año 1908, la representación más cabal de los intentos de los vecinos de Casilda por construir un orden cultural sólido, cimentado en instituciones que puedan arraigar en el medio local. El impulso de su creación se deja sentir en el nacimiento de bibliotecas escolares, obreras –como la Biblioteca Popular Ferroviaria “Domingo Faustino Sarmiento” o la Biblioteca del Centro Socialista “Esteban Echeverría”-, o pertenecientes a entidades deportivas –cabe mencionar los intentos de Alumni y la Biblioteca “Belisario Roldán” sostenida por Aprendices Casildenses – y vecinales – se recuerda una experiencia sumamente singular en la Asociación Vecinal del barrio Alberdi.
Estos espacios se destacan muy pronto no sólo por facilitar el acceso a los libros en una época en que su disponibilidad no resultaba nada fácil, sino también por acercar escritores, artistas, científicos de considerable presencia en los medios porteños, rosarinos y locales, a partir de conferencias, disertaciones o veladas literarias, musicales y teatrales que han nucleados cada vez mayor cantidad de espectadores con el correr de los años.
La segunda mitad del siglo XX se ve marcada por la aparición de un grupo de instituciones, cuya permanencia y presencia en el espacio cultural casildense se deja sentir de una manera más continuada.
Museos, Asociaciones de Escritores, Artistas y Artesanos, Escuelas de Música, Danzas y Bellas Artes, organizadas en algunas ocasiones por el poder público municipal, o diseñadas por el afán de grupos particulares apoyados por las autoridades comunales, dan la pauta de una ciudadanía que se orienta cada vez más a desplegar sus potencialidades en experiencias o formas de expresión diferentes a las que convencionalmente han sido consideradas como base del enriquecimiento personal y social. A esto debe agregarse sin duda la participación de un importante caudal de hombres y mujeres que por su propia cuenta, realizando estudios académicos o apoyados en su afán de autodidactas, han permitido el florecimiento de la poesía, la pintura, la escultura, la música y demás manifestaciones, dejando en sus estampas, imágenes aún perdurables de la ciudad y sus temas a lo largo del siglo.
Un recorrido por las páginas de La Voz Del Pueblo nos puede indicar la notoriedad de estos aportes, ya en las reproducciones de textos literarios incorporados en cada una de las ediciones, ya en las noticias que permiten seguir las trayectorias de cada uno de estos agentes de irradiación cultural de la ciudad.
Es por ello que una vez más el periódico busca continuar su propia historia, insistiendo en la necesidad de aunar voluntades para reforzar el despliegue de las prácticas culturales casildenses, apoyar el afán de instituciones y personalidades que bregan por ellas y garantizar un espacio en donde las mismas puedan ser difundidas y reconocidas.
Narrar su historia y mostrar sus múltiples caminos en el presente es la manera de darles vida y alentar su continuidad.