Edición N° 275 - 5

Aquellos Sabores Inolvidables de Casilda

Aquellos Sabores Inolvidables de Casilda

Según muchos filósofos, el ser humano tiene varios “rinconcitos emotivos”. Los afectos, el deporte, la cultura y la gastronomía ocupan un lugar de privilegio en cada uno de nosotros. Cuando nos hablan de nuestros padres ó abuelos, es imposible evitar que esa emoción se canalice a flor de piel. Algo similar ocurre con los ”sabores”

Según muchos filósofos, el ser humano tiene varios “rinconcitos emotivos”. Los afectos, el deporte, la cultura y la gastronomía ocupan un lugar de privilegio en cada uno de nosotros.
Cuando nos hablan de nuestros padres ó abuelos, es imposible evitar que esa emoción se canalice a flor de piel. Algo similar ocurre con los ”sabores” que forman parte de la cultura Casildense.
La gastronomía en Casilda siempre ha tenido un lugar y un concepto muy alto en cuanto a calidad e higiene. Esta cultura rica en sabores, ha generado y genera, la visita de vecinos de distintas localidades, que degustan las diferentes delicias de nuestra ciudad.
Situándonos a fines de la década del ´40, existían diferentes empresas que ofrecían sus productos de elaboración artesanal.
La “Confitería Central”, fue todo un símbolo para Casilda y la región. Fundada el 15 de mayo 1947, por Alfredo Bertero, Enzo Honnegger, Adolfo Mendizábal, Ángel Simonit y Marcelo Horen; al que se incorporó Guillermo Gómez, quien durante largos años ha estado al frente de la fábrica en su carácter de maestro y confitero.
El salón de ventas estaba en la calle Buenos Aires 2352. Los clientes para comprar “la factura recién horneada”, hacían largas colas que arrancaban por la calle principal y daban la vuelta por calle Mitre, especialmente los días domingos.
Recuerdo aquellas delicias: Milhojas, Chajás, Merengues con Dulce o Crema, Palo Jacob, Imperial Ruso, Bocado Griego, Arrollado de Dulce de Leche, Medialunas, los Cañoncitos de Dulce de Leche, las Tortitas Negras, Sacramentos, el Alfajor de hojaldre ó el de Maicena; las Masas Finas, el Copito de Coco, el Borrachito, las Bombas de Crema, Chantilly ó Chocolate, las Tartas Hojaldradas de Manzana, son sabores para quienes lo probamos, es imposible olvidar.
Esta empresa hizo a lo largo de su extensa trayectoria un alto honor a su “slogan” de la casa: “Confitería Central: Lo mejor para los que saben distinguir”.
 La Heladería Central: En Sarmiento 2045, frente a la plaza principal, fue inaugurado en febrero de 1948. En las temporadas veraniegas fue el lugar preferido para la reunión de las familias más distinguidas, que no ignoran que la Heladería Central era mejores de su clase, en todo el país.
Fue la primera heladería de la región que ofrecía el servicio de mozos, dado que la vedette del lugar eran las copas heladas. Si bien se vendía el clásico helados de bochas, la Central introdujo este novedoso sistema, que sumado a la calidad de los productos, formaban un plan perfecto para disfrutar con amigos o familia.
Rescato algunos de los postres Helados: Gran Orgía (casi imposible de terminar, con dos flanes, tres bochas de helado, banana, frutos secos, bañados en chocolate); Dama Blanca, Melba de Durazno y Ananá; Copas (Alfonso, Central, Niágara, Delicia CC) Sundae de Nuez, Banana Split, Casatta, Almendrado; Tragos Largos con Helado y Soda, entre otras. Las recordadas vajillas de acero inoxidable, sus jarras, copas, cubiertos, todo marcó a fuego una época dorada en Casilda. La heladería cerró sus puertas en 1988.
Con el tiempo, la mayoría de sus socios de la Confitería Central fue vendiendo su parte, y quedó Don Alfredo Bertero, que lo continuó con su esposa, hija Mónica y  su nieto Rodolfo, hasta su cierre en el 2010. Bertero fue declarado ciudadano destacado en 2012, por el Concejo Municipal. Fallece el 16 de octubre de 2013.
Para aquellos que vivimos estos años dorados, que recordamos la famosa jarra de acero inoxidable bien helada, o el reconocido cañoncito de dulce de leche, inmediatamente nuestra mente se remonta a esa época, que atesoramos en el corazón y sin dudas constituye un “rinconcito emotivo” y se nos dibuja una sonrisa en la boca.
Esto es parte de la cultura de Casilda, que nos hace sentir orgullosos. Por suerte hay otras “sabores” para rescatar de nuestra memoria, en otras notas similares, para lo cual esperamos contar con su aporte, con el firme objetivo de que “las recetas de los sabores casildenses” no se pierdan.
Javier Cortés

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