Edición N° 274 - 5

«PLOMO EN LAS ALAS» escribe Ricardo Arnoldi

«PLOMO EN LAS ALAS» escribe Ricardo Arnoldi

PLOMO EN LAS ALAS Una de las mas viejas aspiraciones del ser humano ha sido la de poder volar. Lo intentó durante siglos, y  en cierta forma lo ha logrado con la aviación y la cohetería. Pero en lo profundo anhela algo que se asemeje al vuelo del pájaro. Y en ese anhelo está inconscientemente

PLOMO EN LAS ALAS

Una de las mas viejas aspiraciones del ser humano ha sido la de poder volar. Lo intentó durante siglos, y  en cierta forma lo ha logrado con la aviación y la cohetería. Pero en lo profundo anhela algo que se asemeje al vuelo del pájaro. Y en ese anhelo está inconscientemente contenida su ansia de Libertad. Ser libre como un pájaro.

Pero en los últimos tiempos, algunos sentimos que nos han depositado plomo en las alas. Hay algo que no funciona. Nuestras alas están pesadas. Quizá sea que no somos realmente libres.

Existen dos clases de personas: las que “piensan” y las que “No piensan”. Y los que No piensan fatalmente son Conducidos. Es la comodidad del rebaño. Los conducen los grandes intereses  y las Ideologías, ayudados por distintos medios.

La Pandemia ha suscitado un fenómeno que perciben los que piensan: La caducidad y la fragilidad de la vida. Esta realidad es parte de la Verdad.

Las coplas de Jorge Manrique lo expresan claramente, con cierto aire de fatalismo:

Recuerde el alma dormida

Avive el seso y despierte

Contemplando

Cómo se pasa la vida

Cómo se viene la muerte

Tan callando

Cuán presto se va el placer…

 En forma poética nos revela la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y el poder igualatorio de la muerte.

El ser humano es acosado por tres tentaciones: Poder, Tener y Placer. Y lo que estamos viviendo es la caducidad de las tres, debido a que un virus, invisible a la vista, está dando por tierra a las tres. Y la muerte ronda amenazante, con virus o sin virus.

Nos cuesta pensar, y no es cuestión de ser pesimista o amargado al constatar nuestra realidad, sino que, pensando individualmente o colectivamente, vayamos descubriendo la Verdad. Y esto nos hace recordar aquella frase del Evangelio: “Conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará Libres”.(Jn. 8,32).

La invitación de esta reflexión es: pensar buscando la Verdad para ser realmente Libres. Que conservemos, por lo menos, la libertad de pensar. Y detrás de esto, encaminar nuestras vidas descartando las vanidades y el individualismo, buscando siempre el encuentro, evitando las divisiones y antinomias, lo que únicamente se puede lograr con el Amor (con mayúscula).

Ricardo J. Arnoldi

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