Escribe: Lic. Gustavo Urueña- publicado el 3/3/2017- página 3

Casilda ha sido y sigue siendo aún, un ejemplo de ciudad mediana, reservorio de patrimonio urbano, rico y diverso. A lo largo de su historia y de su constitución como núcleo regional ha logrado adquirir esa condición a través de la interacción de ciertos
sectores de la comunidad casildense y del impecable y calificado trabajo de una serie de constructores y profesionales de la construcción. El resultado es un repertorio de obras -si bien bastante menguado como consecuencia de la indiferencia social y de la voracidad inmobiliaria- que resulta paradigmático en su tipo.
 Entre las múltiples variables y corrientes que se plasmaron en el casco urbano de Casilda a lo largo de las primeras décadas del siglo XX, se ha destacado en razón de la calidad constructiva de sus ejemplos; la del llamado chalet pintoresquista, tanto en sus versiones de inspiración normandas e inglesas. Producto de una normativa de breve existencia que establecía su construcción a lo largo del bulevar Ovidio Lagos (entonces Centenario), se reprodujo en otras calles y barrios; contribuyendo a caracterizar el paisaje de la ciudad en una época determinada.
Fueron o son ejemplos de esta corriente en nuestro país, precisamente en su versión normanda, en la costa bonaerense -es indisoluble la vinculación del mar con la arquitectura pintoresquista normanda y la intención de las clases dirigenciales porteñas de que de Mar del Plata emulara balnearios como Deauville, Trouville o Biarritz. En la versión inglesa lo son los espectaculares chalets de La Falda o La Cumbre en la provincia de Córdoba, en el rosarino Fisherton o en localidades como Quilmes, Temperley o Hurlingham.

En Casilda son notables los chalets “Villa Santa Casilda” de la familia Tosticarelli Pino en Ovidio Lagos 2474, -obra de Augusto Montanari y antigua sede del Club Atlético Juventud Unida- el de la familia Tosticarelli Labourdette en el mismo bulevar 2331 -obra de PaulinoLottici-, el del Prof. Mateo Papavero en la esquina de Remedios de Escalada y el de la familia Dêllas, también en Ovidio Lagos.

Sobre Bvr. Villada esquina España 2688 se levanta “Villa Elena” de la familia Spooner. Fuera del entonces radio urbano son destacables el chalet de la familia Mazza en la esquina de Lottici y Bvr. 25 de mayo, hoy de Costa; y el soberbio casco de la estancia “Los Ingleses” de la familia Bury Middleton, obra de Paulino Lottici, hoy lamentablemente demolido en parte.
Para introducirnos en el significado del concepto “pintoresquismo”, podemos afirmar que corresponde a una corriente artística en general y arquitectónica en particular que a
partir de fines del siglo XVIII y principios del XIX, desarrolló un proceso de valorización del
componente “pictórico” en aquellas arquitecturas que se hallaban fuertemente vinculadas
a lo paisajístico. Ello abrevó una mirada resignificativa a la producción arquitectónica surgida especialmente en el ámbito rural y de raíces anónimas y medievales, de gran contenido folklórico y telúrico y que decididamente representó una reacción a los cánones compositivos académicos vigentes. Esta intención se manifestó “…en el uso de materiales constructivos rústicos, sin revestimientos, con ornatos surgidos del trabajo artesanal de dichos materiales y no sobrepuestos a la construcción, quedando expresados mediante sistemas y recursos como una nueva y sincera estética”.

En efecto, una de las características más notorias de la arquitectura pintoresquista es la
asimetría resultante final del conjunto, consecuencia de la adición de volúmenes de gran
protagonismo formal, pero que en su análisis individual son mayoritariamente simétricos,
por los profusos quiebres de cubiertas y tejados, por la presencia de chimeneas de diversos tamaños y alturas, y aberturas de diferentes dimensiones y tratamientos.
Estas son las causas por las cuales la obra arquitectónica pintoresquista se revistió de un
valor -tanto en lo exterior e interior- fuertemente estético y plástico que acompaño no sólo la topografía, sino también la fuerza y el carácter del entorno circundante, por su presencia en el mar, la montaña y el bosque. De este modo se desarrollarían las versiones inglesas, francesas, vascas, suizas, alemanas, entre otras.

 La caja muraria de estas obras se componía de muros reforzados por contrafuertes de piedra y paños de mampostería de elevación de ladrillos rojos -en los ejemplos casildenses se alterna el material de frente con la aplicación de ladrillos cerámicos-, más uno o dos niveles más con estructura ligera a base de “pan de bois” -entramado de vigas y tirantes de madera dura, relleno con ladrillos- para sostén de aberturas y cubiertas. En las obras de nuestra ciudad se aplicó el sistema de “falso pan de bois” (al igual que en toda Argentina), porque el entramado es meramente decorativo y no desempeña ninguna función estructural.
Si bien estos son elementos comunes de la arquitectura pintoresquista europea en general, lo que diferencia a la arquitectura normanda respecto del resto, especialmente de la inglesa, ya sea rural o marítima es la presencia de elementos curvos, especialmente en las terminaciones de tejados y aleros. Esta particularidad, en algunos casos semeja la ondulación de las pagodas orientales. Ello en el pintoresquismo inglés no se verifica y en nuestra ciudad es una tipología que prácticamente no se desarrolló, excepción hecha en el caso del chalet Tosticarelli Labourdette en sus quiebres de cubierta y sus tejas francesas.

Bibliografía: ORTIZ, Federico; GUTIERREZ, RAMÓN y otros. Arquitectura del Liberalismo
en la Argentina (1880-1930). Sudamericana. Buenos Aires, 1968. www.arqhys.com